Con los comienzos inmediatos de los campeonatos de primera división
de la mayoría de los países de trascendencia en el Viejo Continente, nosotros
damos a nacer una nueva sección que recopila lo mejor que ocurre 12 meses
después, los cierres de los torneos. Los dos únicos requisitos para estar en
ésta sección es que la definición de una liga se haya estirado hasta la última
fecha de las mismas y, obviamente, que haya sido apasionante.
Hoy, la
Bundesliga de la temporada 2000/2001.
La finalización del máximo escalafón alemán del año 2000/01 tenía
como máximos competidores a dos equipos de mucha tradición en el país germano.
El primero era el poderosísimo Bayern Múnich, bicampeón reinante,
que iba en busca de su “tri”, cosa que no conseguía desde los años 84-87. Por
el otro lado, el Schalke 04, otro conjunto de importancia del territorio
teutón. Éstos no conquistaban una Liga desde 1958, (todavía no se denominaba
“Bundesliga” y tenía un formato diferente), en el medio hubieron títulos de
Copa y hasta europeos, sumados a algún descenso del cual le costó levantarse.
Si bien lo más interesante y atrapante ocurre la última jornada,
nobleza obliga a hacer una reseña de lo acontecido la fecha anterior, la 33.
Ambos equipos se encontraban en el tope de la clasificación con 59 puntos. Los
“mineros” dirigidos por el holandés Huub Stevens poseían una mejor diferencia
de gol que los “bávaros”, que, en caso de llegar en igualdad de condiciones al
final del campeonato, sería la que definiría que el título fuese para los
“azules”.
En la antepenúltima fecha, el Bayern recibía al Kaiserslautern que
venía haciendo una temporada de mitad de tabla. Por su parte, el Schalke debía
visitar al siempre difícil Stuttgart que estaba obligado a sumar puntos para
evitar el descenso.
Nos transportamos hacia lo central, que sucedió a pocos minutos del
final. Los de Ottmar Hitzfeld, empataban 1-1 en Múnich mientras que su
competidores hacía lo mismo pero en cero, cuando en el estadio Olímpico el
recientemente ingresado Alexander Zickler recibió el balón por izquierda, encaró
hacia el área, intentó rematar al arco de zurda pero su tiro fue bloqueado,
aunque luego con una volea estampó el 2-1 que le daba la alegría a los locales.
Una alegría que se potenció aún más cuando se enteraron que exactamente al
mismo tiempo que ocurría todo esto, Krassimir Balakov con un zurdazo y desde afuera, dejaba los
tres puntos en Stuttgart y le entregaba la cima, con la misma cantidad de
unidades sobre los Stevens, a los de “rojo”.
Como si esto no fuera poco la fecha final depararía una conclusión
que ningún hincha, fuese del club que fuese, hubiese imaginado cuando se
levantó aquella mañana.
El 04 jugaba como local frente a un agonizante Unterhaching, que
necesitaba ganar sí o sí para salvar la categoría. Como dato de color, era el
último parte de los “mineros” en esa cancha, el Parkstadion iba a dar paso al
Veltins Arena, que es su actual casa. Que mejor manera de despedir el estadio
que dando la vuelta después de tantísimos años. Pero para que esto suceda, El
Bayern debía perder en su visita a Hamburgo, que si bien era un equipo grande
en Alemania, esa temporada estaba siendo bastante mala para ellos. Si lo
mencionado llegaba a ocurrir, la que se hacía presente de nuevo era la diferencia de gol, que seguía corriendo a
favor de los de azul.
El árbitro pitaba el inicio y las cosas no se ponían fáciles en
Gelsenkirchen para los en ese momento segundos, porque con una pelota parada, y
gracias a André Breitenreiter, su visita se ponía en ventaja, y la iba a
aumentar antes de la media hora de juego con Miroslaw Spizak.
Pero antes de que concluya el primer tiempo el belga Nico Van
Kerckhoven descontaba y un minuto después el ghanés nacionalizado germano
Gerald Asamoah desvió de taco una pelota que había quedado bollando en el área
chica.
Mientras en el Volksparstadion las noticias eran recibías por los
hinchas con jolgorio pero querían que sean tratadas con indiferencia por parte
del entrenador y del arquero Oliver Kahn (que había sido recibo con bananas por
los fanáticos del Hamburgo) que les hacían gestos para que se tranquilicen y
jueguen.
A los 25’
de la segunda mitad, y otra vez con una jugada a balón quieto, Jan Seifert le
ponía otra vez arriba al Unterhaching. Tres minutos después un tiro libre de
Jorg Bohme, con desvió en la barrera de por medio, ponía el 3-3 y 60 segundos
más tarde el propio Bohme con una exquisita definición le daba, al fin, la
ventaja al Schalke.
Cuando ya se moría el encuentro, su goleador de la temporada, el
danés Ebbe Sand, firmaba el 5-3 final, y
en ese preciso instante ocurría algo inesperado del otro lado.
El bosnio, Sergej Barbarez, ponía al frente al Hamburgo y le estaba
entregando en bandeja el título a los Huub Stevens luego de 44 años.
La gente con el partido concluido entró al campo de juego a
celebrarlo e incluso los jugadores ya se veían campeones. Pero en el tiempo de
descuento el checo Tomas Ujfalusi le entregó la pelota al arquero ex-Schalke
Mathias Schober y el árbitro Markus Merk los juzgó como intencional y por lo
tanto era tiro libre indirecto dentro del área. Las protestas hicieron que la
ejecución se retrasara y todo esto estaba siendo televisado en el Parkstadion
donde los hinchas “mineros” aguardaban el final. Steffan Effenberg puso en
movimiento la pelota y el sueco Patrik Andersson la estroló contra el arco
contrario y le devolvía el alma al cuerpo a todo Bayern Múnich que oberservaron
que ésa Bundesliga estuvo muy cerca de escaparles de una manera similar a como
había ocurrido con la
UEFA Champions League dos años antes en Barcelona y contra el
Manchester United.
La frustración que se vivió en Gelsenkirchen no tuvo nombre. Los
jugadores estuvieron desanimados durante medio minutos en la platea donde la
gente los reconocía con un aplauso. Seguramente mucho pensaron en esos momentos
que el campeonato no se les había escapado esa misma tarde, sino siete días
antes en Stuttgart. La prensa los denominó como “Los campeones del corazón”
La temporada, igualmente no terminó en blanco para los azules porque
se pudieron llevar consigo la
Copa de Alemania al derrotar al Unión de Berlín, equipo del
ascenso alemán y que sorpresivamente pudo llegar a la final. El resultado fue
2-0 con Jorg Bohme anotando en dos ocasiones, la segunda, de penal.
Para el Bayern, el año concluyó de una manera mucho más dulce porque
a la conquista ligera se le sumó la europea al derrotar al Valencia en Milán.
Los 120 minutos terminaron con un 1-1 con los goles de Gaizka Mnedieta y
Steffan Effenberg, ambos desde los doce pasos, y mediante la misma vía el
portero Oliver Khan se lució para darle la “Orejona” a los bávaros después de
25 años.
Otros datos de color:
En ese día el defensor central Patrik Anderson convirtió su único
gol con la camiseta del Bayern Múnich. En ese equipo sólo permaneció dos
temporadas.
El festejo inmortalizado por Oliver Kahn tirándose al suelo
sosteniendo el poste del córner, fue repetido por el arquero del Schalke,
Manuel Neuer, ocho años después, ya que con la victoria por 1-0 sobre los
bávaros, le quitaba, toda posibilidad en la Bundesliga a éstos
mismos. Hoy, Neuer, es guardameta del Bayern Munich.
En éste video se incluye lo ocurrido en la anteúltima fecha (no
tiene todo los tantos de Schalke-Unterhaching) http://www.youtube.com/watch?v=zNTwOT-01Y8
En éste todo los goles de la última jornada http://www.youtube.com/watch?v=nX2Q5nbfuGc
Por Alexander Bernabei
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