El Manchester United es uno de los clubes mas reconocidos en
Inglaterra y en el mundo. Esto se debe a la gran cantidad de títulos que posee
en sus vitrinas. Sin embargo, hace ya más de 50 años, el club tuvo que renacer
de las cenizas luego del desastre aéreo de Munich, en donde murieron 8 de sus
futbolistas.
Si uno tiene que hablar del Manchester, lo primero que dice
es: es uno de los mejores equipos del planeta. Es una realidad, sus 19 títulos
locales, 11 FA Cups, 3 Champions League y 2 veces campeón del mundo lo
confirman, sin dudas, pero a lo largo de sus 134 años de vida, el club vivió
uno de sus momentos más duros en 1958.
Ese año, un 6 de febrero, el equipo volvía de jugar por los
cuartos de final de la Copa
de Europa contra el Estrella Roja, en Belgrado. Habían empatado 3-3, por lo que
les daba el pase a las semifinales del prestigioso torneo, ya que el 2-1 a favor en la ida los
depositaba en dicha instancia.
Todo marchaba de maravilla para este equipo que brillaba por
donde se lo mire, un conjunto que dejaba boquiabiertos a todos, por su juventud
y su potencia ofensiva. Dos ligas seguidas, la de 1955-56 y 1956-57, en las que
aventajaron a sus rivales por 11 y 8 puntos, respectivamente (cuando por ganar
se entregaban dos puntos) y les garantizó jugar en Europa. Fueron el primer
club que representó a Inglaterra y en su segunda experiencia copera, volvieron
a alcanzar las semis, lo consiguieron el primer año, donde lo aguardaba el
Milán.
Los Busby Babes, apodo que tenían los jugadores de aquel
tiempo, ya que tenían un promedio de edad de 22 años y ser dirigidos por el
escocés Matt Busby, comenzó su retorno a Inglaterra luego del partido. Sin
embargo no todo andaba bien, pues Jhonny Barry había perdido su pasaporte y las
autoridades yugoslavas retrasaron una hora al avión que, además, debía hacer
una escala en Munich para cargar combustible.
Una vez en la ciudad germana, el hielo y la nieve caída por
el crudo invierno alemán impidió el despegue en dos oportunidades. En el tercer
intento, el capitán del aeroplano no logró conseguir una altura adecuada,
debido al congelamiento de la pista, y el avión chocó contra una casa
deshabitada cerca del aeropuerto. El saldo fue de 23 muertos, de los cuales 22
fueron en el acto, salvo Duncan Edwards, la figura del equipo, quién murió 15
días después producto de una hemorragia interna.
Entre las victimas estaban 8 jugadores, empleados del club,
periodistas y aficionados. Además, entre los heridos, dos jugadores tuvieron
que dejar su carrera futbolística por las secuelas del accidente. Barry y
Jackie Blanchflower no volvieron a pisar Old Trafford por una rotura de cráneo
y de cadera, respectivamente.
El Manchester debió reponerse rápidamente y, en el primer
partido de liga luego del accidente, ganó con los juveniles, en un partido
donde la formación del equipo aparecía en blanco. Sin embargo, en la Champions fue eliminado
por el Milán, aunque ganó la ida por 2-1, y en la
FA Cup perdió en la final por 2-0 contra el
Bolton.
Pero el fútbol le dio revancha al club y Matt Busby volvió a
armar un nuevo equipo, con Bobby Charlton y George Best como emblemas, y
conquistaron dos ligas más y fueron campeones de Europa en 1968, justamente
diez años del accidente y en el mítico estadio de Wembley.
El grito de campeón fue un desahogo para el Manchester que,
luego de una década de retraso, finalmente pudo coronarse como el mejor de
Europa. El título fue dedicado a los fallecidos, quienes tenían todo para ser
los mejores pero una tragedia los dejaría en la historia, pero no por la gloria
deportiva sino por una verdadera desgracia.
Por Damián Bonzani
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