Duncan
Ferguson
En la previa
de una fecha clave en las eliminatorias alrededor del mundo, repasaremos la
carrera de un hombre muy controversial, y sobre todo, de los más
temperamentales que se vieron en las últimas décadas en el fútbol inglés.
Nacido el 27
de Diciembre de 1971, en Stirling, Escocia, Ferguson hizo su debut profesional
con el Dundee United. Previamente, había hecho inferiores en el Carse Thistle,
antes de debutar el 10 de Noviembre de 1990, en uno de los templos de aquel
balompié, como lo es el Ibrox Stadium del Glasgow Rangers.
En esa
temporada llegó a contribuir de una manera notable al equipo naranja, al
aportar tres goles en la Copa de Escocia, que sirvieron para llegar a la final.
Lamentablemente, ahí cayeron ante el Motherwell por 4-3. Ese día, Duncan fue
titular.
Durante dos
años más siguió demostrando su potente juego aéreo, beneficiado por su altura, sumado
a que también era hábil con la pelota en los pies. Lógicamente, la capacidad
goleadora también era condicionante para que los clubes importantes (Leeds
United, Chelsea y Bayern Múnich) se fijasen en él.
Uno de los
dos equipos más grandes del país, y el que mejor momento estaba atravesando en
aquellos años, hablamos del Rangers, lo compró por 4 millones de libras.
En el Dundee
United jugó 88 partidos y marcó 36 goles.
Ahí fue
dirigido por Walter Smith, hombre que fue el asistente Jim Mclean, su ex
entrenador en Dundee, por lo tanto, se conocían el uno con el otro.
Su debut
llegó en el “Old Firm”, el clásico más importante de Escocia, entre su equipo y
el Celtic, el 21 de Agosto de 1993.
Sus primeros
doce meses no fueron los mejores, ya que entre malas performances, lesiones y
constantes cambios de posición (jugó de lateral izquierdo en un choque ante el
Levski Sofia de Bulgaria), hicieron que apenas pasara la docena de encuentros.
A todo esto, hay que agregarle que empezaba a ser conocido por su muy fuerte
temperamento dentro de la cancha, algo que nunca logró cambiar. Su mayor
ejemplo, es un cabezazo a John McStay, jugador del Raith Rovers, que le derivó una
expulsión, y muchos problemas posteriores que después explicaremos.
Nueva
temporada, nuevas esperanzas. Tras un gran encuentro amistoso ante el
Manchester United, le siguieron goles en su debut de liga, y un hat-trick en la
Copa de Liga, pero el buen momento se diluyó tras la vuelta de un encuentro de
Champions League ante el AEK de Atenas.
Los de
Glasgow necesitaban revertir el 0-2 de la ida, y Smith alineó en el ataque a
Ferguson, y otro centro delantero, el inglés Mark Hateley. Ambos realizaban los
mismos movimientos y evidentemente no congeniaban en el campo.
Le
terminaron de bajar el pulgar, y para el resto de la temporada 94/95 pasó al
Everton de Inglaterra. Nunca más volvió a jugar en su país
Su bagaje en
Ibrox fue muy pobre, cinco tantos en 23 encuentros, y fue campeón de la Premier
League 1993/94.
El técnico
por aquel entonces, Mike Walker venía teniendo malos resultados y se trajo
desde Escocia a préstamo al propio Ferguson y a su compañero Ian Durrant.
Poco tiempo
después hubo un cambio en el banco y el nuevo jefe, Joe Royle, decidió no hacer
uso de la compra con Durrant, pero si con el delantero, que se había ganado a
los hinchas con un gol, y posterior victoria, ante el Liverpool, el máximo
rival de la ciudad.
Ya siendo
100% del Everton, contribuyó a una dramática salvación del descenso, así como
también a la conquista de una FA Cup en 1995. Tras ganarle 1-0 al Manchester
United, en la final disputada en el antiguo Wembley, “Big Dunc”, como lo
apodaron sus seguidores, dejó para el recuerdo el haber levantado el trofeo
usando una nariz de payaso de color azul.
Su primer
año completo no empezó como todos
esperaban, ya que un problema en la hernia lo dejó fuera de las canchas por un
buen rato, sumado a las consecuencias del cabezazo a Mcstay en su estadía en el
Rangers.
En
septiembre de 1995, tuvo que cumplir tres meses de sentencia en prisión, más 12
partidos sin jugar como castigo por ese incidente, que era el cuarto en su
historial. Antes, había tenido un enfrentamiento con un policía, un aficionado,
y un pescador en un bar, los primeros tuvieron sanciones económicas, y la
última un año de “probation”.
Recargado
para la temporada 1996/97, tuvo un inicio espectacular anotándose en los
marcadores, destacándose dos goles ante el United en Old Trafford. Pero una
nueva lesión, esta vez en la rodilla, necesitó de operación y estuvo un tiempo
prolongado recuperándose, aunque regresó para el sprint final, y dar una mano
para zafar del descenso.
Después de
una nueva temporada en la que se evadió la pérdida de categoría, Walter Smith
fue llamado para ocupar el cargo de técnico. Ferguson tenía de vuelta a un
entrenador que no lo supo comprender en sus inicios, pero que ahora lo veía más
maduro y como referencia en el plantel, al punto de convertirse en capitán.
Precisamente,
eso ocurrió, era el punto central del juego de los “Toffees”, algo que se le
criticó mucho a Smith, porque tantos hinchas, como así algunos jugadores del
plantel, preferían jugar por el piso, además de que las defensas contrarias ya
sabían cómo lidiar con el numero “9”
En Noviembre
de 1998, fue vendido al Newcastle United de manera sorpresiva, (8 millones de
libras), y sin avisarle al técnico. Se dice que una de las causas fue el
haberse negado a patear un penal ante el Sunderland en un encuentro de la Copa
de la Liga, en donde Everton fue eliminado.
Luego de su
venta, los seguidores estaban muy enojados por la forma en que sucedió todo, de
manera que el presidente Peter Johnson tuvo que dejar su cargo.
Ferguson no
pudo haber comenzado de mejor manera su paso por el norte inglés, anotando dos
goles en su debut ante el Wimbledon, con victoria 3-1 final. Sin embargo, solo
fue ese día, porque otra vez las lesiones golpearon su carrera impidiéndole
terminar de buena manera esa temporada, y sin poder lograr la letal pareja
ofensiva que se buscaba con Alan Shearer. Al menos pudo aparecer en la final de
la FA Cup de 1999, curiosamente, ante el Manchester United, como hacía cuatro
años antes.
La temporada
99/00 fue más de lo mismo, un comienzo promisorio, y lesiones sobre el final
que hicieron todo más difícil para el escocés.
Sir Bobby
Robson lo devolvió al Everton por 3,75 millones de libras, menos de la mitad
por el cual los “Magpies” lo había adquirido.
Su mejor
momento con la camiseta negra y blanca fue al marcar ante los dirigidos por Sir
Alex Ferguson, con un sublime gol de volea, que abrió el camino a un aplastante
3-0 en St. James’ Park.
Sus números
fueron de 41 cotejos, con 12 tantos.
Recibido de
una gran manera por su “viejos nuevos” hinchas,
de nuevo se sumergió en los problemas de descenso y lesiones que había
dejado atrás hacía un año y medio.
En la
primera solo apreció en 13 oportunidades, en la siguiente 25, y en la tercera
solo ocho.
Un problema
en un nervio ciático, fue lo que lo tuvo a maltraer esas temporadas, lamentablemente,
lo descubrieron tarde y se desperdició todo ese tiempo. A tal punto era la desesperación, que llegaron
a hacerle un examen con un brujo alemán, que decía que Ferguson tenía un
problema en la sangre.
Ya en la
temporada 2003/04 un joven Wayne Rooney se llevaba todos los flashes, y el DT
David Moyes, empezaría a usar a su compatriota desde el banco.
Esta
modalidad le empezaría a traer buenos dividendos, aunque sus problemas disciplinarios
le costaban largas suspensiones, como un codazo al jugador del Charlton
Athletic, Hermann Hreidarsson, o una imagen ya famosa en internet, que es
cuando, literalmente, estaba ahorcando al mediocampista del Leicester City,
Steffen Freund.
Esta
particular medida le trajo muy buenos dividendos a él y al equipo, porque
ofreció una buena cantidad de goles para que los “Blues” terminen cuartos en la
tabla y llegue a puestos de UEFA Champions League.
“Big Dunc”
se quedaba libre y pesar de tener ofrecimientos de otros lugares, se quedó un
año más en la ciudad de Liverpool, reduciéndose el salario del contrato anterior. En ese año, se tatuó
el escudo “Toffee” con el número nueve en el centro. Toda una muestra del
sentimiento que tenía y tiene hacia ese club.
Su última
temporada fue bastante pobre, un gol en contra frente al Portsmouth, varios
altercados (se peleó con Paul Scharner y Pascal Chimbonda en un partido ante el
Wigan Athletic, que le conllevó siete encuentros de suspensión), y un declive
importante de su capacidad goleadora, le hicieron ver que el retiro estaba muy
cerca.
Dijo
presente por última vez en el cotejo final de la temporada 2005/06. Faltando un
par de minutos y con el resultado 1-2 abajo, como local y ante el West Bromwich
Albion, se le concedió un penal a favor del Everton. Ferguson ejecuta, el
arquero ataja el penal, pero no puede evitar el rebote que el escocés manda a
las redes.
Entre sus
dos épocas con esa camiseta acumuló 273 encuentros, sumando 73 dianas en total,
entre ellos se destacan seis al Manchester United, y cuatro al Liverpool. Justo
frente a los últimos, se produjo uno de sus momentos más recordados, al
enfrentarse al símbolo de la selección inglesa en esos años, Paul Ince, al que
tiro al suelo luego de choque propio del juego.
Retirado, se
mudó a Mallorca con su familia, con la cuál permaneció cinco años. En el 2011,
decidió llamar a David Moyes, limaron asperezas entre los dos y le pidió
empezar a trabajar en el club. Y en este 2013, estará por recibirse al tener la
Licencia PRO de la UEFA.
La carrera de
Duncan Ferguson en el seleccionado es muy corta. Debuta en Mayo de 1992 en un
amistoso frente a los Estados Unidos. Ese mismo año, participó de la Eurocopa
que se desarrolló en Suecia, apareciendo en la derrota por 1-0 frente a Holanda
en la fase de grupos.
Solo
defendería los colores de su país un par de veces más, hasta que decidió
retirarse del plano internacional, por el no apoyo que le dio la Federación
Escocesa de Fútbol en 1995 cuando le dieron la sentencia de tres meses de
cárcel.
Hace poco en
una entrevista, dijo que la federación le privó de llegar a las 100 apariciones
con Escocia, y ser uno de los ídolos de la historia de esa nación.
Desde acá,
sin duda creemos que de no haber renunciado, el centro delantero hubiese
formado parte de los 22 convocados para viajar rumbo a la Copa del Mundo de
1998.
Lo curioso
es que sus licencias para ser entrenador las comenzó haciendo en un predio que
posee la federación. Y las hizo más allá de no haber cambiado su postura.
Por Alexander Bernabei
No hay comentarios:
Publicar un comentario