2 de septiembre de 2013

Japón: El Qatar de los 90´

Desde mediados de la década pasada, observamos que grandes figuras del fútbol mundial, deciden ponerle punto final a su carrera en diversos países del Medio Oriente. Entre otras cosas, lo hacen por la gran oferta económica, y porque reciben menos presiones y disfrutan más el jugar.
Esto mismo ocurría en la “Tierra del Sol Naciente” a fines del siglo XIX.


El balompié nipón ya no atrae a futbolistas europeos de renombre como hace quince años atrás, tal vez se podría mencionar a Freddie Ljunberg como único ejemplo cuando compitió allí en el 2011. Sin embargo, desde 1992, (año de su creación), la J.League tuvo mucho arraigo de estrellas de este deporte, y no solo del Viejo Continente. Se puede mencionar a Ramón Díaz por parte de Argentina, o Zico, Leonardo, Zinho, Dunga, Valdo, Müller, o Silas por Brasil. De hecho este mercado sigue siendo un buen destino para los brasileños que no tengan minutos en su país, o cobren sueldos menores. Bebeto, Edmundo, o Hulk, (éste último tuvo su impulso en la liga japonesa), son ejemplos del nuevo milenio.

Hristo Stoichkov: El búlgaro será el primero de una buena cantidad de nombres que hay para mencionar. Tomó notoriedad en el CSKA de Sofía tras haber comenzado en otros equipos de menor importancia. En 1990 da el gran salto, firmando por el Barcelona. Ahí gana ligas, la Copa Europea (antiguo nombre de la UCL), y además el Balón de Oro en 1994. Luego, continuó por varios clubes: Parma, Barcelona otra vez, de vuelta CSKA de Sofía, Al-Nassr, Kashiwa Reysol, Chicago Fire y DC United, retirándose en el 2003, tras 22 años de carrera.

No podemos obviar su participación con la selección búlgara, en donde fue el bastión principal en el cuarto puesto obtenido en el Mundial de Estados Unidos, en donde fue goleador con seis tantos junto al ruso Oleg Salenko. Además, formó parte de los plantes que compitieron en la Euro 1996, y la Copa del Mundo 1998.
Precisamente, entre 1998 y 1999, defendió los colores del Kashiwa Reysol. Allí disputó 30 partidos y anotó 14 goles, no obstante, no consiguió campeonato alguno y es recordado como uno de las estrellas que no triunfaron en la J.League.

Michael Laudrup: Sin duda alguna, el mejor jugador surgido de las tierras danesas, empezó su carrera, en 1981, en el KB, y en el Brondby de su país. La Juventus lo contrata, pero lo cede dos años a la Lazio por cuestiones del cupo de extranjero. En la capital vivió lo impensado, al experimentar un descenso de categoría. Vuelve a la “Vecchia Signora”, en donde, a pesar de sus grandísimas cualidades, nunca logró cuajar en sus cuatro años de estadía, siendo acompañado también por resultados flojos en general ,a pesar de haber conquistado un “Scudetto”.

El Barcelona deposita su fe en él, y éste respondió. Desde 1989 hasta 1994, desplegó su mejor juego conquistando diversos títulos, destacándose la Copa Europea de 1992. Tras no ser titular en la final de la Champions League de 1994, se pasa a la contra y juega dos años con la camiseta del Real Madrid. Con los “merengues”, se lo recuerda por ser protagonista de un 5-0 a favor contra los catalanes habiendo vivido la inversa hacía un par de años atras.

Pasó dos temporadas en el Vissel Kobe, (1996 y 1997) y cerró su carrera en el Ajax de Holanda. No nos podemos olvidar de su increíble influencia con la selección de Dinamarca con la que llegó a participar de tres mundiales, tres Eurocopas, y una Copa Confederaciones, que ganaron en 1995. En esto hay que agregar que no estuvo presente en la Euro de 1992 por decisión propia, algo que explicaremos en este blog, mas adelante. En esa edición, los daneses fueron campeones. Al igual que Stoichkov, su travesía en Japón (Vissel Kobe), fue bastante pobre, disputando solo 24 encuentros y marcando 8 goles.

Gary Lineker: Él actual periodista fue un símbolo del seleccionado inglés en el cuál anotó 48 tantos, uno menos que Sir Bobby Charlton que ostenta el récord goleador. Estuvo presente en dos Copas del Mundo, y dos Euros, agregando que fue el máximo artillero en el Mundial de México 1986 con 6 dianas.

Ya fue citado desde sus días en el Leicester City, en donde alternó entre primera y segunda división. Tiempo después, el Everton adquirió sus servicios y tras un año fantástico, pasó al Barcelona. Ahí tampoco defraudó y en tres años hizo 52 goles.

Volvió al fútbol inglés para usar la camiseta del Tottenham Hotspur, nuevamente con grandes cifras.
Viendo que el retiro estaba cerca, acepto firmar por el Nagoya Grampus Eight. Lineker es otro ejemplo de futbolistas con gran cartel, que no maravillaron en la liga nipona, apenas ocho goles en 24 partidos, entre 1993 y 1994.

Basile Boli: Defensor central, salido de las inferiores del Auxerre, se convirtió en un pilar de su equipo a través de las siete temporadas en las que estuvo presente. Cumple el sueño de jugar en un “grande”, tras ser contratado por el Olympique de Marsella. En el sur francés, vivió su momento más esplendoroso al conquistar ligas, y la primera edición de la UEFA Champions League. En la final derrotaron al AC Milán, por 1-0 con un gol suyo, y el OM se consagró como el primer y hasta hoy, único conjunto galo en levantar la “Orejona”. En 1994, se fue por el famoso problema de arreglo de partidos por parte del Olympique, y aterrizo en Escocia para jugar en el Glasgow Rangers. Luego volvió al Mónaco y cerró su carrera en 1997, tras un paso de dos años en el Urawa Red Diamonds, no muy exitoso.

Lo curioso con Boli, es que a pesar de haber acumulado 45 apariciones con la selección francesa entre 1986 y 1993, solo estuvo presente en la Eurocopa de 1992.

Pierre Littbarski y Guido Buchwald: Por parte de Alemania, ellos dos fueron los más representativos.  El primero, es bien recordado por sus 14 temporadas con el Colonia, (cortadas en el medio por una en el Racing de París), y por haber representado a la Alemania Federal en Tres Copas del Mundo (subcampeón en 1982 y 1986, vencedor en 1990) y dos Eurocopas. En Japón estuvo cuatro años entre el JEF United Chiba, y el Brummell Sendai. Incluso también dirigió en tierras japonesas.

Buchwald hizo casi toda su carrera en una misma ciudad, al defender durante cuatro años la camiseta del Stuttgarter Kickers, y durante once la del Stuttgart. Entre 1994 y 1997, jugó en el Urawa Red Diamonds, apareciendo en más de 150 cotejos. Después volvió a Alemania, al Karsluhe para ser más precisosos donde culminó su traydctoria en 1999.

Dijo presete en dos Mundiales (también campeón en 1990), en tres Euros (subcampeón en 1992), y unos Juegos Olímpicos. Al igual que Littbarski también fue director técnico allí, en dos años en su ex equipo, el Urawa.

Por este mismo país podemos destacar a Michael Rummenigge, hermano de Karl Heinz, que diferente a lo ocurrido con la Alemania Federal, si hizo una muy buen carrera de clubes pasando seis temporadas con el Bayern Múnich , y seis más en el Borussia Dortmund. En Japón, compartió plantel con Buchwald, entre 1993 y 1995, en el Diamonds.

Por último y siguiendo en el mismo equipo, mencionamos a Uwe Bein (otro campeón en Italia 90) y Uwe Rahn (segundo lugar en 1986), que en ésa misma época pisaron suelo japonés.
  

Salvatore Schillaci y Daniele Massaro: El máximo artillero del Mundial desarrollado en su país en el año 1990, tuvo un paso muy destacado en los inicios de la J League.

Su carrera se formó en el Messina, para luego continuar en la Juventus, en donde tuvo rendimientos bastantes aceptables que lo catapultaron a la “Nazionale”. Luego de un fallido paso por el Inter de Milán, llegó al Júbilo Iwata en 1994, y ahí se quedaría hasta 1997 cuando concluiría su trayectoria deportiva.  Con el equipo de la empresa “Yamaha”, anotó 65 goles en 93 cotejos, una de las mejores marcas de los hombres que repasamos en este artículo.

En cuanto a Massaro , sus estadísticas son diferentes. En clubes, jugó en el Monza, Fiorentina, Roma y Milan. En este último estuvo ocho años y consiguió prácticamente todos los títulos habidos y por haber. Con la “Azzurra” salió campeón en 1982 y fue segundo en 1994. Él desperdició uno de los penales en la tanda de la final, ante Brasil.

Igual hay que decir que su tiempo en el seleccionado, se sintetiza en esos momentos, porque solo disputó 15 encuentros. En 1995 firmó con el Shimizu S-Pulze, por dos años. Ese período se resume en 25 partidos y once tantos. Después de ese pobre bagaje, se retiro.

Paulo Futre: Portugués él, siempre será recordado por dos grandes etapas en su carrera. La primera, en el Porto, equipo al cual llegó tras debutar y jugar un año en el Sporting de Lisboa. Con los dragones logró dos campeonatos portugueses, y la famosa Copa Europea de 1987, inmortalizada por el gol de “taco”, de su compañero en ataque, el argelino Rabah Madjer, para vencer 2-1 al Bayern Múnich en Viena.

La segunda, es en su siguiente club, el Atlético de Madrid. Más de 200 partidos y dos Copas del Rey (una, ganándole al Madrid en el Bernabéu,) lo hicieron ídolo total hasta su marcha al Benfica en 1993. Después de un breve paso por las “Águilas”, vinieron: Olympique de Marsella, Reggiana, Milan, West Ham, Atlético de nuevo, y por último, el desaparecido Yokohama Flügels. En todos éstos, las lesiones no le permitieron rendir a su máximo nivel, y siendo más específicos, en Japón pudo jugar al menos 16 partidos, añadiéndole 3 tantos. Con su país, viajó a México para disputar el Mundial de 1986.

Dragan Stojkovic: Tal vez sea el más desconocido de ésta sección, pero muchos japoneses lo consideran el mejor extranjero europeo de toda la historia de la liga.

Nacido en la antigua Yugoslavia, defendió esos colores en las Euros 1984 y 2000 y Copas del Mundo 1990 y 1998. Pero previamente hay que remontarse a sus inicios en el Radnicki Nis de su ciudad natal, para posteriormente pasar a uno de los equipos de mayor convocatoria, como era el Estrella Roja de Belgrado. Ahí paso cuatros años de estupendo nivel, hasta que fue traspasado al Olympique de Marsella, que como se darán cuenta, estaba en una situación similar al PSG en la actualidad.

Diversas lesiones, más un paso en falso por el Hellas Verona en la Serie A en el medio, hicieron que reconsidere la opción de ir a jugar al Nagoya Grampus Eight y compartir entrenamientos y estadía con Gary Lineker. El club que tiene una orca en su escudo, lo mantuvo durante ocho años hasta que “colgó los botines”. Durante ese tiempo coincidió con Arséne Wenger como director técnico suyo en 1995.
En el 2008 retornó a Japón para ser entrenador del Nagoya, empleo que aún conserva. Años antes, ocupó el cargo de Presidente de otro ex equipo suyo, el Estrella Roja.

Gerald Vanenburg: Wing con una excepcional calidad, dio sus primeros pasos en el Ajax de Ámsterdam, conjunto con el cual se vinculó seis temporadas, acumulando 173 partidos en liga y ayudándolos a reconquistar trofeos locales. Igual, lo mejor ocurrió con su pase al PSV Eindhoven, ya que con ellos, obtuvo el triplete de liga, copa y Copa Europea. En ésta última, anoto uno de los penales de su equipo en la final ante el Benfica. 

En 1993, cambiaría su tierra por el Júbilo Iwata. A diferencia de otros jugadores, pudo demostrar su clase, llegando a la cifra de 110 encuentros en los cuales logró 20 goles. En 1996, vuelve a Holanda para jugar en el Utrecht, para después cerrar en el Cannes de Francia y el 1860 Múnich de Alemania.

Con su selección, fue titular junto a Marco Van Basten, Ruud Gulitt, Frank Rijkaard y Ronald Koeman, de todos los cotejos de la Euro de 1988. Torneo que es hasta ahora el único título internacional de la “Oranje”. Participó dos años más tarde del Mundial de Italia pero ahí vio menos acción en cancha.

Por los Países Bajos también podemos destacar a hombres como Hans Gillhaus (Gamba Osaka en Japón, mundialista en 1990), John Van Loen (Sanfrecce Hiroshima en la J League, otro mundialista en 1990) o Peter Bosz  (JEF United Chiba y partícipe de la Euro 1992).

Txiki Berigistain, Andoni Goikoetxea y Julio Salinas: Los últimos tres jugadores de los que hablaremos tienen la particularidad de haber coincidido en el “Dream Team” de Johan Cruyff a principios de los 90’, lógicamente hablamos del Barcelona.

El primer mencionado, de raíces vascas, debutó en 1982 en la Real Sociedad. Con el club permaneció seis años antes de partir rumbo a Cataluña. Adquirió estatus de ídolo con más de 300 partidos sobre el lomo, y con innumerables torneos ganados a cuestas. Se dirigió a La Coruña, para jugar en el Deportivo dos temporadas. De ahí, en 1997, fue a suelo nipón para vestir la camiseta del Urawa Red Diamonds por tres años. Dejó un buen recuerdo, y unas estadísticas que indican 76 apariciones y 19 tantos.

Con España, estuvo en la Euro de 1988 y en la Copa del Mundo de 1994, en donde le marcó a Suiza.
Andoni Giokoetxea, (no confundirse con el otro defensor de similar nombre, conocido como “El carnicero de Bilbao”, aquel que lo quebró a Maradona en 1983), comenzó en el club de su ciudad, el Osasuna de Pamplona. Al igual que Berigistain, en 1988 es traspasado al Barça, pero es cedido dos temporadas a la Real Sociedad. Finalmente estuvo cuatro años en territorio catalán para posteriormente, ser traspasado al Athletic de Bilbao.

En 1998 tiene un breve paso por el Yokohama Marinos, y finalmente regresa para terminar su carrera en el equipo que lo vio nacer, el Osasuna. Su bagaje con la “Roja” se reduce a la Copa del Mundo de 1994, aunque en USA, se dio el lujo de anotar ante Corea del Sur, y también frente a Alemania.

Cerramos, seguramente, con el más conocido de entre los tres por su condición de delantero, y su dilatada trayectoria a nivel nacional e internacional, nos referimos a Julio Salinas. Nacido en Bilbao, por cuatro años jugó en el Athletic de la misma ciudad (de 1982 a 1986), antes de pasar al Atlético de Madrid. Dos temporadas muy buenas, lo llevaron al Barcelona que por media docena de años le rindió a gran nivel, sobre todo en los primeros tres, en los cuales las lesiones no lo perjudicaron.

Tras jugar en el Deportivo La Coruña, y el Sporting  de Gijón, cambio radicalmente de aires al viajar para romper redes en el Yokohama Marinos. Y vaya si lo hizo, entre 1996 y 1997 hizo 40 goles (57 encuentros), para, por último, seguir en la actividad profesional en el Deportivo Alavés. Se retiró en el año 2000.
Pasando al capítulo de la Selección, no solo se le recuerda sus buenas performances (22 dianas en 56 partidos), o por haber dicho presente en tres Mundiales (1986, 1990 y 1994) y dos Euros (1988 y 1996), sino porque además tuvo una cantidad considerable de yerros de cara al arco, siendo el más famosos de estos, uno ante Italia por los Cuartos de Final en 1994.


Por Alexander Bernabei

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