13 de septiembre de 2013

Merecedores de un Mundial



Vladimir Smicer

Segundo jugador nacido en la República Checa en ser homenajeado en ésta sección, aunque a diferencia de muchos de los mencionados, compitió y fue importante en  otros torneos en su carrera internacional.
Smicer nació el 24 de Mayo de 1973 en Decin, en la antigua Checoslovaquia. Con 14 años se mudó a Praga para ingresar en las inferiores de uno de los dos clubes más importantes de esa ciudad (y del país), el Slavia. Previamente, se había estado formando en el Kovostroj Decin.

Su debut se produjo en 1992, en la última edición de la liga checoslovaca. Luego, ésta nación se dividió en República Checa y Eslovaquia, Vladimir participaría para la primera.
En el comienzo de su carrera no pudo asentarse del todo en el sector izquierdo del mediocampo del Slavia. A ésta decepción se sumaba el no poder conquistar título alguno, ya que la liga era dominada por el acérrimo rival de su equipo, el Sparta de Praga, sin embargo, es menester decir que más allá de su ubicación dentro del campo, llegaba bastante a posición de gol.

Ya en su última temporada ahí, pudo sacarse de encima la espina de los segundos puestos pasados, y salió campeón de liga en 1996. Ese año, también arribaron hasta semifinales de Copa UEFA, instancia en que fueron eliminados por el Burdeos francés.
Uno de los equipos que dejaron afuera, fue otro conjunto galo, el Racing de Lens. Precisamente, el equipo aurirojo se haría con sus servicios para encarar la temporada 96/97.
La década del 90’ para el Lens fue muy exitosa en cuanto  resultados deportivos, todo lo contrario a lo que sucede hoy en día.
En su primer año, Smicer jugó en casi todos los encuentros de la Ligue 1, (no llevaba esa denominación por aquel entonces), en lo que fue una temporada irregular.
Lo mejor vino al torneo siguiente. A unas semifinales de Copa de la Liga, se sumó una final contra el PSG en el Stade de France, por la Copa de Francia. Lamentablemente, cayeron por 2-1, aunque el checo se dio el gusto de convertir el tanto de su equipo.
Pero a decir verdad, ninguna de estas frustraciones se compara con la alegría de haber conseguido por primera vez en la historia del club la liga francesa.
Obtuvieron 68 puntos en el transcurso del año, y superaron solo por diferencia de goles (+25 contra +20) al Metz. Él aporto a la causa con siete dianas.

En el año entrante, se generó mucha ilusión por la incursión en la UEFA Champions League, pero desafortunadamente, no pudieron pasar la primera ronda.
Igualmente, pudieron coronarse campeones de la Copa de la Liga al triunfar de nuevo ante el Metz (1-0), con Smicer en el campo de juego hasta diez minutos del final.

Ante la salida de Steve McManaman al Real Madrid, el Liverpool buscaba incorporar algún jugador destacado por ese sector, y se fijaron en Vladimir. 3, 75 millones de libras fueron suficientes para que deje Francia (119 cotejos, 19 goles en liga) y viaje rumbo a Merseyside.

Con los “Reds” tuvo su período más exitoso de su trayectoria, no obstante, en Inglaterra comenzaría a codearse con las lesiones, que sin duda alguna, minó sus expectativas por el resto de su carrera.

En su temporada inicial, ya reflejó lo explicado. Tras su buen debut ante el Sheffield Wednesday, vio menos acción de la esperada por las lesiones.
La siguiente fue uno de las mejores para el mediocampista y para el Liverpool en general, ya que se obtuvo un “triplete” de Copa de la Liga, FA Cup, y Copa UEFA.
La primera final fue ante el Birmingham City, al cual derrotaron por penales 5-4, tras empatar en uno en los 120 minutos de juego. Smicer fue titular y participó hasta los 37’ del segundo tiempo.
La próxima, culminó con victoria 2-1 ante el Arsenal, de nuevo en el Millenium Stadium de Cardiff.
Ese día también fue de la partida y también fue sustituido, pero ésta vez cinco minutos antes que en la anterior.

La frutilla del postre fue un título continental.  Los ingleses triunfaron en una de las mejores finales de la pasada década, al vencer en el tiempo extra, 5-4 al Deportivo Alavés de España, en Dortmund.  En este caso, el checo fue suplente y entró a las diez de la segunda mitad.
Éste campeonato fue el único en donde el volante no contribuyó desde la parte goleadora.
A todo esto, hay que agregar que terminaron terceros en la Premier League, dándole un cupo para la UCL del año siguiente, competición que desde hacía tiempo no participaban.

La temporada 2001/02 se abrió con éxitos. Ganaron la Community Shield tras derrotar 2-1 al Manchester United, y  también se llevaron de Mónaco la Supercopa Europea al doblegar por 3-2 al Bayern Múnich. Smicer no estuvo en ninguno de los dos encuentros.
En marzo del 2002, nuestro homenajeado convirtió un tanto ante el Chelsea que dejó a los “Reds” punteros de liga. Lamentablemente, el nivel del conjunto bajo y finalizaron segundos detrás del Arsenal.

A ésta gran temporada le siguieron dos más con varias lesiones y con pocos minutos en cancha tras empezar a no ser tenido en cuenta por el técnico francés Gerard Houllier.
Durante ese tiempo fue campeón, nuevamente, de la Copa de la Liga. Era la cuarta final personal en Cardiff y fue victoria 2-0 ante el Man United. Su aporte se resume a un cameo de un par de minutos.

Con la llegada de Rafa Benítez al banco, sus esperanzas se renovaron, pero terminó siendo más de lo mismo, con lesiones y pocas apariciones. Más allá de sus complicaciones, se guardó todo el potencial para un momento único para él y el club.
El Liverpool llegaba luego de 21 años a una final de Champions League. Su rival era el Milán, y el choque se desarrollaría en el Estadio Olímpico de Estambul.
En el entretiempo el resultado era de 0-3 abajo, parecía irremontable. Iniciado la parte final, Steven Gerrard descontaba de cabeza y dos minutos después Smicer sacó un disparo desde 20 metros que se le coló por el palo a derecho a Dida.
Xabi Alonso puso las cosas 3-3, y así llegaron a los penales. Con el 2-2 a favor de los “Reds”, el checo ejecutó el cuarto penal de su equipo, y acertó. Segundo después, Dudek tapa el último tiro de los italianos y los de Anfield era campeones por quinta vez en su riquísima historia.

Eso fue lo último con esa camiseta, que se la vistió 183 veces en todas las competiciones, y le añadió 19 tantos, y siete coronaciones.
Regresó a Francia para defender los colores del Girondins de Burdeos.
Su primer año no fue malo al principio, con una buena cantidad de partidos jugados, siendo uno de los más destacados, hasta que una severa lesión de rodilla, lo dejó fuera de la canchas más de un año. De hecho, lo hizo pensar por un posible retiro de la actividad
Al menos hay que destacar que salieron segundos en la Ligue 1, obteniendo un billete para la próxima UCL.
En su último año de contrato paso más tiempo recuperándose que otra cosa. No fue usado en la final de la Copa de la Liga del 2007 en donde sus compañeros derrotaron al Olympique de Lyon por 1-0.
Por liga dijo presente en 28 oportunidades y marcó 3 goles.
Decidió poner fin a su aventura en el extranjero y volvió a su país,  al equipo que lo vio crecer, el Slavia.
Con él retornaron las épocas de gloria, ya que en su primer año, ganaron su primer liga desde 1996, en el cuál el estuvo presente. Sin embargo solo ayudó en 12 partidos esa temporada.

La contigua fue prácticamente igual. Campeones pero con poca participación por las lesiones.
Hubo un tercer año pero fue aún peor y decidió retirarse ya que “no podía forzar más el cuerpo” según sus declaraciones.
Por liga jugó en 106 encuentros, y anotó 16 tantos en total.

Un día después de anunciar su retiro se convirtió en el manager de la selección de fútbol de su país, y empezó a trabajar junto al seleccionador Michal Bílek. Aún mantiene el cargo.

Durante toda su carrera se lo destacó por ser una gran persona y un gran compañero de equipo.
Su historia en el seleccionado mayor arranca con la única convocatoria que se le dio con Checoslovaquia. Fue en una eliminatoria para la Copa del Mundo de 1994, y ante Chipre. No se clasificaron, aunque siendo sinceros, por su juventud  hubiese sido difícil que estuviese entre los 22 convocados.

Si pudo ser llamado para disputar la Euro de 1996 que se desarrolló en Inglaterra.
En su último partido de grupo, los checos enfrentaban a Rusia, y caían 3-2 a falta de cinco minutos, hasta que Smicer apareció para estampar el 3-3 final y sellar la clasificación a la siguiente ronda.
Curiosamente, este partido se jugó en Anfield Road, su hogar durante seis temporadas.
Fue titular en cuartos ante Portugal, en semis ante Francia y entró como suplente para participar en el tiempo suplementario de la final en Wembley ante Alemania.
Más allá de haber caído por el gol de oro, el segundo puesto fue mucho más de lo que todos se esperaban.

Como los germanos se negaron a participar en la Copa Confederaciones de 1997 (Arabia Saudita), por eso República Checa entro en su lugar.
En este torneo, demostró todos sus dotes de cara al arco al marcar por duplicado contra Sudáfrica (2-2), y un hat-trick ante los Emiratos Árabes Unidos (6-1), todos estos en la primera fase.
Fue titular indiscutido, y solo lo reemplazaron en el partido por el tercer puesto, que igual terminó con victoria de los suyos.
Increíblemente ni siquiera alcanzaron el repechaje para el Mundial de Francia 1998, campeonato que con seguridad hubiese formado parte ya que venía de ser campeón en el propio país organizador.

Si entraron a la Euro del 2000 (Holanda- Bélgica), pero ésta vez los resultados fueron malos y se quedaron fuera en la ronda inicial. Por lo menos se dio el lujo de marcar dos veces ante Dinamarca (2-0) en el último encuentro. Smicer partió desde el arranque en los tres cotejos.

Llegaron a un play-off para participar de la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002, pero los belgas le negaron esa chance, al derrotarlos tanto en la ida como en la vuelta.

Dos años después, una nueva Eurocopa, pero con sede en Portugal para ésta ocasión.
Años más tarde declaró que en el segundo partido de los grupos llegó su momento más memorable de su carrera como internacional.
Los checos perdían por 2-0 contra Holanda a los veinte minutos de iniciado el partido. Con mucho ímpetu, lograron empatarlo, y a falta de dos minutos Vladimir puso el 3-2 con el que culminaron las acciones.
Más allá del gol (marcó en los cuatro torneos que participó), solo pudo estar en tres partidos y todos desde el banco.
La aventura de su nación llegó a su fin en las semis, tras caer 1-0 con el futuro campeón, Grecia.
 
Para el Mundial del 2006, pudieron entrar tras sortear a Noruega en el repechaje, pero la lesión en la rodilla que contrajo en el Burdeos le impidió viajar a Alemania, a estar en lo que sería su único mundial. Fue su última oportunidad.

Contando su solitaria aparición con Checoslovaquia, tuvo 81 encuentros en selecciones, a lo que les sumó 27 goles.


Por Alexander Bernabei

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