El Mercado Europeo se está moviendo y está sufriendo muchos cambios, debido a la transformación del fútbol moderno. Cuando nos referimos al Mercado Europeo es para la parte futbolística, ya que la aparición de magnates millonarios en el deporte, ha modificado varias cosas dentro del mundo de la pelota.
En el fútbol siempre ha habido clubes más grandes que otros, ya sea por necesidad de los más pequeños de tener equipos más grandes que permitan su posterior supervivencia, o bien, por el hecho de que este deporte tiene ese gustito especial, cuando juegan equipos grandes entre ellos, o un pequeño rompe los pronósticos y desbanca a un conjunto superior. Es por ello, que siempre hubo, hay y habrá cuadros con más poder y prestigio que los demás, pues estos compraban a los mejores jugadores de los equipos chicos para luchar por el título, o bien, participar de alguna copa internacional, hecho que genera más dinero para las arcas del club.
En la actualidad, las cosas están en proceso de cambios y depende de la zona geográfica a tratar. Un claro ejemplo son los países sudaméricanos, como Argentina y Brasil, dos polos bien opuestos. En Brasil, actualmente, la Liga se hizo muy fuerte y los clubes pueden retener a sus figuras, como el caso de Neymar como emblema. Mientras que en Argentina, la Liga local esta bajando su nivel de manera considerable, luego de ser uno de los mejores del mundo, en la década del 30 y del 40. Esto se debe a que los equipos deben vender, y cada vez más rápido, a sus figuras, debido a las deudas o crisis económicas que atraviesan. La prensa también tiene parte de culpa, ya que un jugador que despunta en más de tres partidos es tapa de los diarios y todo el mundo habla de él, generando así el comienzo del ciclo.
Estos dos lugares eran, históricamente, los sitios en donde los clubes europeos ponían mayor énfasis para la compra de jugadores. En la actualidad, los equipos del Viejo Continente no buscan la materia prima, sino que lo hacen a través de los ofrecimientos de los respectivos representantes de los jugadores. El fútbol es un negocio, más desde la llegada de Joao Havelange a la presidencia de la FIFA en 1974, ya que fue él quién comenzó a generar al deporte de la pelota como un negocio vicioso e imparable para las marcas mundiales, pues, si estas quieren ganar dinero deben apoyar al fútbol. Ahora, los equipos sudaméricanos han quedado un escalón más atrás en la producción de futbolistas, ya que los nuevos "equipos chicos" son los más grandes de las ligas de "segundo plano" de Europa.
Las ligas de segundo plano europeo son, como por ejemplo, Rusia, Ucrania, Portugal, Holanda, Francia y Escocia. Los representantes ofrecen a sus jugadores para los clubes más importantes de estas ligas, con el claro objetivo de que vayan a salir campeones en sus torneos locales y jugar, gracias a esto, la Champions League. Este torneo funciona como vidriera para los "verdaderos grandes", como el Real Madrid, el Barcelona, el Manchester United, el Chelsea, la Juventus, Milan, Inter, Bayern Munich, etc. El negocio de los clubes de segundo orden es: poner el dinero para llevarse a un jugador (un negocio entre dirigentes de ambos clubes y representante) para que éste juegue en Europa y pueda exhibirse en los torneos europeos.
Esto es un círculo perfecto, ya que el club de origen se hace con dinero fresco, mientras que el club comprador tiene a un potencial talento, al que debe cuidar, atender, enseñar y adaptar a una vida totalmente distinta de la que está acostumbrado. El equipo que se adjudicó la compra, puede así, asegurarse pelear por los títulos locales, que le garantizan jugar los torneos europeos. Es aquí cuando el club vuelve a recuperar dinero, ya que la Champions reparte € 8,6 millones solo por jugar en la Fase de Grupos, en donde los campeones de estas ligas, y a veces los subcampeones, avanzan. Además, la intención es captar la atención de un equipo grande del continente para vender al jugador en cuatro veces más de lo que lo compró y así poder continuar el ciclo. Sin embargo, esto tiene sus fallas, pues el jugador no cumple los requisitos técnico-tácticos del club o del entrenador, o bien no logra adaptarse, por lo que termina volviendo a sus raíces y es una especie de fracaso.
No es casualidad que el Porto, el Benfica, el Shakhtar Donetsk, Metalist Kharkiv, los equipos rusos en general, el Ajax, el PSG, Olympique Lyon, Olympique Marsella, el Celtic y antes el Rangers sean los clubes que más se adaptan a este sistema. Los conjuntos portugueses, rusos y ucranianos contratan muchos jugadores brasileños y argentinos para seguir la rueda del negocio, y que éstos den el salto de calidad. Esto no significa que los jugadores no tengan el nivel para hacerlo, ya que hay casos como el de Ángel Di María, ahora estrella del Real Madrid o Adriano, el lateral del Barcelona, con pasado en el Sevilla. Esto se debe también a la influencia de los petrodólares de los árabes o los millonarios que se meten en el fútbol a la vista de este negocio.
El fútbol inglés y español, los dos más poderosos del mundo, se están llenando de estos dueños que invierten, pero más por motivos personales que deportivos. A veces, estos millonarios salvan a los equipos de la quiebra y los hacen volver a los tiempos de gloria, por lo que no son todos "mata-clubes". Aunque hay muchos equipos que se mueven gracias al gran dinero del dueño, como por ejemplo, el Anzhi, el Zenit San Petersburgo rusos, el Shakhtar Donetsk ucraniano, el BATE Borisov bielorruso, el Sheriff moldavo, el Ludogorets búlgaro o el Cluj rumano. Estos equipos han acabado con la hegemonía de los clubes más tradicionales de sus países, debido al dinero con el que cuentan. Esto, y sumado al negocio con el fútbol, genera unas diferencias casi insalvables con el resto de los conjuntos, por lo que ahora, como en la vida, en el deporte manda el dinero.
En otros casos, como el París Saint Germain, los nuevos propietarios buscan generar una marca, pero todo con vistas al negocio que esto atrae. El club parisino contrató al sueco Zlatan Ibrahimovic como gran figura, cuando el talentoso delantero jugó en los conjuntos más poderosos del mundo. Lo mismo pasa con Samuel Eto´o, ahora en el Anzhi ruso, pero todo se debe a su ficha, ya que el camerunés es el mejor pago del mundo con un salario de € 20 millones anuales. Los jugadores son presos de este sistema, ya que tienen partidos casi cada tres días, entre Liga, Copa y competencia continental, sumado a los partidos de eliminatorias o copas con sus selecciones. Sin embargo, el dinero y la fama son dos armas capaces de ocultar cualquier reclamo.
Es por esto que el fútbol está cambiando y encuentra nuevos mercados en donde hay plata. No es coincidencia que Rusia o Qatar sean sedes de los Mundiales de 2018 y 2014. Qatar ni siquiera participó de un evento similar en su historia, por lo que los millones de dólares que mandan en el fútbol pueden hacer que este pequeño país, con veranos de casi 50 grados de temperatura, albergue una Copa del Mundo. ¿Los jugadores se pueden quejar? Sí, pero van a tener que jugar de todas formas, por que el dinero vale y eso es lo único que importa en este fútbol moderno...
Por Damián Bonzani
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